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El duelo: Reconoce y sana las pérdidas cotidianas

  • Foto del escritor: Fernanda Ossandón
    Fernanda Ossandón
  • 31 ago 2023
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 15 sept 2023

Me he dado cuenta que utilizamos la palabra “duelo” para “doler” la muerte de alguien. Sin embargo, muchas veces ni siquiera nos damos el espacio y tiempo para vivir la pérdida de un ser querido. El ritmo de la modernidad no nos ayuda a ralentizar nuestra actividad cotidiana, de hecho nos acostumbra a pasar rápido por aquello que no es placentero sentir. Inconscientemente vamos llenando “esa mochila” de emociones y sensaciones, sin darnos el tiempo de parar, sentir, mirar y así poder revitalizarnos, para continuar ese momento que es indispensable para procesar un duelo.


No es fácil hacerlo, hay una suerte de minimización social sobre la importancia del duelo y la magnitud de las pérdidas que experimentamos. Es como si se esperara que superemos rápidamente cualquier cambio o transición sin tomarnos el tiempo necesario para procesar las emociones que conlleva. Es fácil sentirse incomprendidx y aisladx cuando nuestras pérdidas, incluso las más cotidianas, no son reconocidas en su plenitud, de hecho la mayoría de las veces ni siquiera nosotrxs las logramos reconocer.


Una amiga querida me contaba que existe un "dicho" en México que a mi juicio muestra la minimización cultural y social que es necesaria para estos espacios:

"No te detengas que haces posas"

Y tú, ¿de qué "dichos" estás presx?


¿Qué es el duelo? No es que iremos a la RAE a buscar su significado, pero entenderlo como una respuesta emocional y psicológica a la pérdida nos da un entendimiento sobre desde donde lo miramos. En general se asocia con la muerte, pero va mucho más allá, y justamente esto es sobre lo que quiero que transitemos en esta nota.


Te quiero acompañar a mirar, sentir y legitimar aquellas pérdidas cotidianas que vivimos, esos cambios en nuestras vidas que involucran pérdidas significativas. Estas pérdidas van más allá de que alguien que queremos ya no esté en nuestra vida, son también cambios profundos en nuestras vidas, y que muchas veces tiene que ver con expectativas no cumplidas. Estas situaciones pueden ser gatilladas por diversas pérdidas o cambio como el de un trabajo, cambio de casa, la maternidad, el termino de una relación amorosa o con alguien que era importante para nosotrxs, y así, tantas otras circunstancias en las que decimos adiós a algo que era importante en nuestras vidas.


“Cuando un camino se cierra emergen nuevos caminos a transitar”

Las emociones en el duelo


La tristeza es la emoción base que aparece en el duelo, es por ello que es importante bajar el ritmo y darse tiempo para regenerar. Sin embargo, como las emociones aparecen mixtas en nuestras vidas, el abanico emocional que emerge es mucho más amplio y complejo. Junto con la tristeza, es común experimentar emociones como la rabia, la confusión, la ansiedad y el miedo. La presencia de estas emociones depende en gran medida de la naturaleza de la pérdida y de la relación que teníamos con lo que hemos perdido. La rabia puede surgir como una respuesta a la sensación de injusticia o impotencia, mientras que la confusión y el miedo pueden ser consecuencia de la incertidumbre que el cambio trae consigo. Cada persona es única, y por ello su manera de responder y relacionarse con la pérdida es personal. El reconocer, permitir y aceptar estas emociones es esencial para navegar el camino del duelo.


El lado invisible de las pérdidas cotidianas


La pérdida de un trabajo puede no solo ser la pérdida de la estabilidad financiera, sino también la pérdida de una rutina, de compañerxs de trabajo, y de un sentido de propósito. Cambiar de casa no es solo un cambio de dirección física, sino también dejar atrás recuerdos y la sensación de pertenencia. La llegada de un hijx, mientras llena de alegría, también trae consigo la pérdida de la independencia y de un cambio en tu identidad. Cambiarse a una nueva ciudad puede ser emocionante, pero también es dejar atrás un entorno familiar y cómodo. Que se vayan nuestros hijxs del hogar, puede ser de gran orgullo y alegría por ellxs, pero también puede generar una sensación de soledad y carencia de sentido para los padres, el llamado "nido vacío". ¿Cuánto nos damos el tiempo de habitar estos espacios? ¿Cuánto nos hacemos cargo del comienzo de una nueva etapa?


La importancia de hacer duelo


La importancia de hacer duelo no solo por la pérdida de un ser querido, sino que por otras pérdidas cotidianas tiene que ver con darle valor y la importancia que merece a lo que estamos experimentando. Cada cambio, cada transición, por más pequeña que parezca, tiene un impacto en nuestras vidas. Permitirnos sentir y expresar las emociones asociadas con estas pérdidas es esencial para nuestro crecimiento, bienestar y así a travesar aquello que hoy está doliendo.


Al darle un espacio a nuestras lágrimas y emociones, estamos honrando el proceso de adaptación y transformación que enfrentamos. En ese espacio de llorar y sentir lo que nos afecta, encontramos una fuente invaluable de aprendizaje. Es en la vulnerabilidad y la autenticidad de enfrentar nuestras pérdidas cotidianas que encontramos los recursos internos necesarios para navegar por nuevos caminos, y así lidiar con los desafíos que vienen por delante construyendo un sentido de resiliencia.



Las etapas del duelo: la pérdida de lo cotidiano


Los expertos en duelo han descrito las etapas como negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Hoy se propone que no existen etapas, debido a que cada persona es un mundo. El encontrar la fortaleza para reconocer y procesar nuestras pérdidas cotidianas es un paso vital, y que a mi juicio requiere gran coraje en un mundo que nos obliga muchas veces a ir hacia adelante sin mirar atrás, desplazando y olvidando la importancia de las emociones y las transiciones como parte integral de nuestra experiencia humana.


A pesar de esto me gustaría acompañarte a dar algunos pasos. La investigadora Karla McLaren -pionera en el desarrollo y estudio de las emociones y la empatía- propone al duelo como una emoción que se encuentra en la “familia de las tristezas”, nombrándolo como “Duelo: El río profundo del alma”, ella propone que esta misma energía que nos trae el duelo, permite el luto, honrar la pérdida y dejar ir para siempre. Dice que es el duelo quién te sostiene si le das espacio y conversas con tu emoción, a través de las siguientes preguntas:

¿Qué debe ser llorado o dolido? ¿Qué requiere ser dejado ir completamente?.



Algunos pasos que te pueden ayudar a procesar un duelo:


1. Reconocer y aceptar: Reconocer que la pérdida importa y merece atención, especialmente en el mundo de hoy donde la atención es uno de nuestros bienes más preciados. Por otro lado, aceptar tus emociones y legitima el impacto que está teniendo en ti este hecho, el aceptar la facticidad de lo que pasó es clave para avanzar.

2. Hacer rituales: Incorpora rituales personales en tu vida para honrar la pérdida. Puede ser escribir en un diario, meditar, encender una vela o hacer una caminata reflexiva, lo que te haga sentido siempre. Estos rituales ayudar a crear un espacio sagrado para procesar y sanar aquello que duele.

3. Consciencia y cuidado: Permite que el duelo te sostenga. Practica la autoatención y cuidado. Escucha a tu cuerpo y emociones, y permítete que te de información sobre lo que necesitas. Creo fielmente que es el cuerpo y emoción quienes te guiarán en este proceso.

4. Conexión: Busca a tu red, y permítete acompañar en tu proceso y si es necesario pide acompañamiento profesional. El conversar con otras personas sobre lo que sentimos y necesitamos, no solo nos permite sentirnos contenidxs y escuchadxs, sino que también nos podemos transformar teniendo la escucha y la perspectiva de un otrx. Si necesitas solo ser escuchadx, pídelo explícitamente, nos han enseñado culturalmente a sacar a las personas de su emocionalidad o de solucionar aquello que vemos como un problema.

5. Aprende y ábrete a transitar un nuevo camino: En lugar de resistirte o incluso “luchar” contra el cambio, intenta “abrazarlo”, sé que puede sonar complejo y cliché, pero todo lo anterior te ayudará a hacerlo para que te lances a los nuevos aprendizajes que vienen recogiendo lo aprendido de lo “perdido”.


El reconocer, darle espacio a las pérdidas cotidianas, permitirnos sentir el dolor y llevar a cabo rituales para transitar el duelo, nos abre paso a sanar aquello que nos duele. Y no solo eso, sino que es así como empezamos a sacar peso de “esa mochila” que hablaba al comienzo, y comenzamos a construir un nuevo camino en nuestras vidas, con mayor sensación de resiliencia, aprendizaje personal, y nuevos hábitos para que cada "mini" duelo sea escuchado, y nos traiga aprendizajes para tener una vida con más sentido y auténtica.


Y como escuché en el emocionante trailer de "La memoria infinita":


“Necesitamos asumir los dolores, elaborar nuestros duelos”

IMPORTANTE:

Si tienes una sensación de emocionalidad desbordada y de alta intensidad, o algo que te impide realizar tu vida de manera “normal”, por favor pide ayuda y visita a un Psicólogo, si quieres que te recomiende alguno no dudes en escribirme a fernanda@almasendanza.com


Con cariño

F

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