“Tenemos que hablar”: La habilidad de abrir y sostener conversaciones difíciles
- Fernanda Ossandón
- 31 ago 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 4 oct 2023
“Tenemos que hablar”, ¿a qué emoción te lleva? ¿qué recuerdos te trae?... algunos dirán miedo, otros curiosidad, preocupación, inseguridad, expectativa, y ansiedad nivel 1000%. Todo depende de quién haga este pedido (generado más como declaración que pedido), también de la relación que tengamos con esta persona, y cuál ha sido tu experiencia con este "pedido-declaración" “tenemos que hablar”.
Culturalmente hacemos bromas con esta declaración, la relacionamos con que se viene una conversación “pesada”, “difícil”, y emocionalmente displacentera. Y probablemente sea así, sin embargo no deja de tener una inmensa importancia en nuestra vida el poder abrir y sostener este tipo de conversaciones, digo poder debido a que realmente es poderoso el impacto que generamos en nuestro mundo relacional y personal el trabajar esta habilidad de generar espacios para tener conversaciones "difíciles".
Dicen que la cultura es el mundo interior del colectivo, parte de los “dichos” que tenemos en nuestros países de origen habitan e inciden en nuestro comportamiento inconscientemente, el sacarlos de la transparencia nos permite elegir, y así ampliar nuestro mundo de posibilidades (como todo). En Chile este “tenemos que hablar” viene con un “prepárate”, “¿y ahora, qué hiciste?”, “jaja se te viene” como si este tipo de conversaciones fueran un castigo personal.
El poder abrir y generar conversaciones difíciles es una habilidad que se puede aprender, nadie nos enseña a gestionar esto en nuestras vidas, en general lo hacemos por intuición, por imitación o por aprendizaje de experiencias pasadas, lo cual es natural, es la manera en cómo aplicamos y nos movemos en el mundo, pero siempre podemos mejorar, especialmente porque de esto depende nuestro bienestar.
He visto y vivenciado el sufrimiento por no ser capaz de sostener este tipo de conversaciones que, en general, tienen que ver con nuestros grandes anhelos, con el cuidado de nuestra dignidad y lo que es importante para nosotros.
El evadir o no saber sostenerlas genera grandes dosis de resentimiento, frustración, deterioro y/o ruptura de vínculos importantes, estancamiento personal, profesional y relacional, pérdidas de oportunidades, y un gran dolor emocional.
"En aquello que juzgamos difícil, muchas veces se esconde un gran tesoro de aprendizaje"
Quiero que te mires, te indages y preguntes, ¿qué conversaciones me cuesta abrir? ¿cuál es mi historia con las conversaciones difíciles? ¿las he tenido? ¿cómo me muevo en ellas? ¿qué emoción me habita? ¿qué me quiere decir esa emoción? ¿qué costos generaría si tengo o no esa conversación? ¿qué oportunidades? Y no nos quedemos ahí, mi invitación es a que aprendas a tenerlas y a sostenerlas de manera saludable, transformándolas en oportunidades para tu crecimiento y la construcción de relaciones más auténticas con otros y contigo.
Te dejo algunas claves importantes para abrir y sostener conversaciones difíciles:
Previo:
Reflexiona: ¿cuáles son tus intenciones en esta conversación? ¿Cuál es el propósito? ¿tienes expectativas? ¿Cuáles? ¿qué resultados no esperas? Recuerda que cada persona es un mundo, no podemos predecir cómo el otro va reaccionar, pero si puedes prepararte tú para tener una disposición de apertura y aceptación.
Genera un contexto: elije un momento y lugar adecuado para la conversación. Establece un ambiente seguro y respetuoso, donde ambas partes puedan sentirse cómodas para expresarse, evitando interrupciones y resguardando la privacidad. (depende de la conversación, puede ser invitar a un café, ir a un lugar a comer, ir a un espacio en la naturaleza, algo que pueda ayudar a generar el ambiente adecuado para llevar esta "conversación difícil")
Prepárate: chequea cómo está tu cuerpo y emocionalidad antes de la conversación, puedes conectarte con tu respiración, hacer deporte, darte un espacio donde puedas hacer un escáner corporal.
No llegues con posiciones tomadas: Algo interesante que menciona Rafael E. en la Ontología del Lenguaje que tiene que ver con la escucha es que: "Cada vez que entramos en una conversación con posiciones ya tomadas, cada vez que entramos en ella excluyendo de antemano la posibilidad de cambiar de parecer, de modificar nuestras posiciones originales, entramos en esa conversación sin una disposición real a escuchar. Escuchar comprometiendo la posibilidad del cambio no es escuchar. Es ofrecerle al otro que hable contra una pared. Podremos oír lo que dice, podremos incluso comprender lo que dice, pero en rigor, hemos comprometido nuestra capacidad de escucha". [1]
Durante:
No etiquetes: esto activa los mecanismos de defensa conduciendo a que la persona se cierre o se defienda. Cambiar del “tú eres” al “yo siento”. Puedes decir “cuándo tú dices/haces x a mí me pasa x”.
No generalices: evita los “siempre” y los “nunca”.
Trae ejemplos concretos: nos ayuda a evitar generalizaciones, facilita la comprensión mutua, dando mayor claridad y respaldo a lo subjetivo.
Escucha desde la apertura: chequea tu emocionalidad y corporalidad, recuerda que siempre que lo necesites o que percibas que la otra persona lo necesita pueden retomar la conversación en otro momento.
No menciones a más gente: “x me dijo” “x también cree lo mismo”.
No adivines, indaga: ¿qué opina?¿qué siente?¿cuáles son sus intenciones? si estás constantemente pensando en las intenciones que tuvo la otra persona, creyendo que “tú sabes” o “tienes la razón” la conversación se tornará conflictiva.
Verifica: Chequea con tus palabras si entendiste lo que la otra persona te quiere decir. Muchas veces creemos que entendemos, pero finalmente “la persona habla lo que habla, y yo escucho lo que escucho”, cada persona es un mundo.
Acuerda: Genera compromisos y acuerdos, siempre trayendo ¿cuál era la intención o propósito de esta conversación?. Quizás puedes buscar nuevas acciones que les permitan moverse desde este nuevo acuerdo.
Lo más importante que debes recordar es que sin escucha no es posible sostener ningún tipo de conversación, y menos conversaciones difíciles
Post:
·Agradece-te: si es el caso, no es fácil abrir y sostener este tipo de conversaciones para ninguna de las dos partes (por la honestidad, por el tiempo, por la escucha, la disposición).
Reflexiona sobre la conversación: piensa en cómo te sentiste, cómo te sientes ahora, qué resultados se generaron, qué puedes mejorar para próximas instancias aclamando la compasión hacia ti y trayendo al eterno aprendiz.
Mantén la comunicación abierta: si es el caso, estar dispuesto a escuchar y responder inquietudes. Fomentando la continuidad del diálogo.
Cumple tus promesas: si generaste acuerdos es importante que los cumplas. Si hay algún cambio en tus posibilidades, siempre puede renegociar con la otra persona. Las promesas son acciones lingüísticas claves para mantener relaciones sanas con otros y a nivel personal, a través de estas cultivamos la confianza, y nuestra identidad pública y privada. Ya hablaremos de ellas en alguna nota.
Poco a poco empieza a adquirir algunas de estas prácticas a tus conversaciones y cuéntame cómo te va. Recuerda que siempre puedes pedir ayuda, no te olvides de tu red, y de profesionales que te pueden acompañar, no nacemos sabiendo, cuándo nos vemos con alguna dificultad siempre tenemos la posibilidad de aprender y sostenernos en otros para que se expandan nuestras posibilidades.
Las conversaciones se pueden diseñar, más allá de que cada persona es un mundo de experiencias, historias, creencias, emociones, hay ciertas características básicas que para mí distinguen a una persona con habilidades para generar “buenas” conversaciones, su capacidad de escucha (te dejo una nota acá), de aceptación y legitimación de un otro, sus ganas de aprender e indagar sobre la otra persona, y el no creer que existe “la verdad”.
Con cariño
F
Comments